La Federación Internacional de Automovilismo ha publicado en la noche del martes las conclusiones de la reunión extraordinaria celebrada por el Consejo Mundial del Motor a raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. La reunión se producía tras las recomendaciones del Comité Olímpico Internacional a sus federaciones afiliadas de excluir a los deportistas con licencia de Rusia o Bielorrusia, país que asiste formalmente en la invasión.
Sin embargo, el organismo presidido por Mohammed ben Sulayem no ha ido tan lejos, lo que implica, entre otras cuestiones, que Nikita Mazepin tendrá la opción de competir en Fórmula 1 esta temporada. La FIA ha determinado formalmente que todos los pilotos rusos y bielorrusos podrán seguir tomando parte en certámenes internacionales este año, pero deberán hacerlo en condición de competidor neutral bajo la bandera de la FIA, siempre y cuando «se adhieran a los principios de la FIA de paz y de neutralidad política, hasta nuevo aviso».
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Las restricciones aplicadas por la FIA, no obstante, podrían complicarle bastante este propósito a Mazepin o a cualquier piloto dependiente del capital ruso, ya que cualquier competición internacional o zonal, incluida la Fórmula 1, tendrá prohibido mostrar cualquier tipo de simbología rusa o bielorrusa en el coche, el mono o el material de un equipo. La prohibición menciona específicamente los colores, por lo que el equipo Haas no podrá lucir la decoración de su principal patrocinador, la compañía de gasoductos Uralkali, cuya continuidad en el equipo parece casi improbable por las sanciones a las grandes compañías rusas, y tras su ausencia en el coche en la última jornada de test.
La otra noticia relevante es la confirmación oficial de la cancelación del Gran Premio de Rusia de Fórmula 1, previsto inicialmente para el próximo 15 de septiembre. El comunicado reza que, «en base a la propuesta del propietario de los derechos comerciales de la Fórmula 1, se cancela el GP de Rusia por causas de fuerza mayor». Este anuncio llega cuatro días después de que la Fórmula 1 confirmase que el Gran Premio «no podía celebrarse en las actuales circunstancias», un parafraseo que abría la puerta a evitar la cancelación, o bien permitía ganar tiempo para habilitar los resortes legales necesarios.
Más allá de la Fórmula 1, ninguna otra competición internacional o zonal podrá albergar evento alguno en Rusia y Bielorrusia. A su vez, los equipos procedentes de estos países tampoco podrán participar en las mencionadas competiciones, y los representantes de FIA procedentes de estas naciones deberán «dejar temporalmente sus roles y responsabilidades» dentro del organismo. En resumen, una prohibición casi absoluta del automovilismo en ambos países, salvo en lo concerniente a los propios pilotos, que aún podrán seguir haciéndolo bajo la más absoluta de las neutralidades deportivas.
