Esta es la imagen que, a partir de 2035, se espera ver en todas las ciudades europeas. Aparcamientos equipados con cargadores eléctricos para una movilidad cero emisiones. Una aspiración de la Unión Europea, a día de hoy, imposible. Un interesante informe descubre el terrible coste que supone este objetivo.
La Unión Europea, junto a los países miembros que votarán durante este año el cese definitivo de la combustión tradicional para 2035, ha obligado a las marcas de coches a refundar su modelo de negocio, en el que solamente tendrán cabida los eléctricos, alimentados por batería y los de pila de combustible de hidrógeno. El transporte pesado y los comerciales se sumarán en 2040.
Los fabricantes ya han ido anunciando sus fechas de transformación, algunas apurando hasta el límite con la ayuda de los híbridos enchufables y confiando en que no se introduzca una norma Euro 8 que termine por una imposición más temprana. Con estos anuncios, los clientes ya saben perfectamente a lo que se enfrentan en el futuro, pero el gran problema de los coches eléctricos es la infraestructura de recarga en las carreteras de todo el Viejo Continente, especialmente.
Garantizar la recarga de eléctricos como las gasolineras es el objetivo
Un interesante estudio ha desvelado lo que costará a nivel mundial el desplegar una red de cargadores rápidos para atender la gran demanda de repostar las baterías. Europa lo ha vendido como algo perfectamente posible, pero no es solo una infraestructura de electro-lineras, sino todos los puntos de carga públicos en las ciudades más grandes y más pequeñas, pues los gobiernos y las instituciones deberán garantizar el servicio.
Las ventas de coches eléctricos van en aumento, pero aunque se de la impresión de que países como Alemania se encuentran en una posición adelantada, no es tan cierto. Los germanos adolecen de una infraestructura a la altura, y son las grandes marcas las que están presionando y tratando de ofrecer soluciones a sus clientes. Un ejemplo es el acuerdo por el que Tesla abrirá sus cargadores a otros usuarios de coches eléctricos.
El informe apunta la necesidad de invertir 40.000 millones de Euros solo en los próximos dos años para una red de cargadores mínima en todo el mundo. Es cierto que esta cantidad es muy elevada, pero lo es más todavía si nos atenemos que debe ser una inversión inmediata, porque se espera que las ventas de eléctricos se dupliquen entre 2024 y 2026 para lo que se necesitará una nueva inyección de hasta 92.000 millones de Euros, si el objetivo es el de igualar el número de puntos de carga al de gasolineras. Para Europa, el estudio apunta a la necesidad de unos 23.000 millones de Euros, la cuarta parte de la inversión total.
